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Teologia De La Pregunta (scan) PDF

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Hans Dieter Bastian TEOLOGÍA D É LA PREGUNTA HANS DIETER BASTÍAN D H TEOLOGÍA DE LA PREGUNTA Didáctica teológica y comunicación eclesial EDITORIAL VERBO DIVINO ESTELLA (Navarra) 1975 CONTENIDO ALFREDO FIERRO, Presentación 9 Prólogo 25 1. Siempre la pregunta 27 2. Filosofía de la pregunta 39 3. Psicología de la pregunta 57 4. La pregunta entre el tiempo y la historia 83 5. Hermenéutica de la pregunta: el poder de la costumbre 103 6. Sociología de la pregunta 133 7. Antropología de la pregunta 185 8. Politología de la pregunta 217 9. Cibernética y pregunta 247 10. Pregunta y lingüística 267 11. Sistemática teológica de la pregunta 331 12. La pregunta en los textos bíblicos 351 13. Pedagogía religiosa de la pregunta 387 Tradujo: Jesús Pérez Alija. Título original: Theologie der Frage. © Kaiser 14. La pregunta como problema de la homilética 421 Verlag - © Editorial Verbo Divino, 1974. Es propiedad. Printed in Spain. Talleres Gráficos: Editorial Verbo Divino, Estella. 15. Las preguntas últimas 445 Depósito Legal: NA. 80-1975. 16. Perspectivas necesarias ... "' 457 ISBN 84 7151 169 X PRESENTACIÓN 1 Teología del trabajo, del arte, de la sexualidad, de las reali dades terrestres, de la ciudad, de la esperanza, de la revolución, de la liberación, de la muerte de Dios: en los últimos decenios han 1 florecido las teologías de genitivo. Para cada una de ellas el que hacer teológico del momento se determina, de modo exclusivo o casi, a partir de una concreta referencia expresada en el genitivo de objeto. En la secuencia de las teologías que rápidamente se han sucedido y se suceden unas a otras la «teología de la pre gunta» aparece, al primer vistazo, como una teología de genitivo más. Las teologías citadas, sin embargo, no hacen todas funcionar de la misma manera a su respectivo genitivo de objeto. El modo de hacerlo permite catalogarlas formalmente en dos o tres gran des grupos, y esta catalogación sirve ya para situar la obra de Bastían en un apartado específico y propio, que hoy por hoy la singulariza frente a todas las demás. Cronológicamente aparecieron primero las teologías que, sin alterar en nada la dorsal de la dogmática recibida, ni el esquema básico de los tratados teológicos tradicionales, se proponían enri- 10 Teología de la pregunta Presentación 11 quecerlos lateralmente anexionándoles nuevos espacios temáticos. El análisis de la microestructura de pregunta reorganiza total Se hablaba así de teología del trabajo, o del ocio, o del juego, o mente el espacio teológico y por cierto en abierta pugna con la del dolor, o en general de las realidades terrestres. Con ellas poco dogmática recibida, incluida ahí no sólo la ortodoxia tradicional, o nada cambiaba en la teología de siempre. Venían a parar en sino también otras teologías recientes de curso legal en las igle variaciones escasamente originales de la dogmática más tradicional. sias: teología kerigmática, existencial, de la palabra de Dios. Pero Vinieron luego unas teologías que en su genitivo trataban de tal análisis permanece perfectamente compatible e integrable con el de otras microestructuras. Por lo cual, el discurso de Bastían expresar una reorganización total del discurso teológico, teologías es eminentemente integrador y nada excluyente. Su teología de no ya tímidamente reformistas como las anteriores, sino delibera la pregunta contempla la totalidad del espacio teológico, pero damente revolucionarias y, por lo general, en reñida polémica consciente del planteamiento microestructural y no totalizador frente a todas las demás. Eran —o más bien son, pues continúan de la visión así conseguida. en vigencia aún hoy— la teología de la muerte de Dios, de la espe ranza, de la revolución, de la liberación. Se caracterizan por su La teología de la pregunta no excluye la teología de otras radicalismo. Rompen con la ortodoxia, con la tradición y con las cosas ni otros modos de hacer teología. Antes, al contrario, en la otras maneras de hacer teología. Instauran un discurso cristiano lógica del método preconizado late la exigencia de esas otras teo focalizado alrededor de un punto que enfatizan en su designación logías y de su comunicación o articulación recíproca en una tra misma: muerte de Dios, esperanza, liberación. A diferencia de las ma discursiva realmente común a todas ellas. Hay un sentido en teologías de genitivo de la primera época, perfectamente integra el que puede afirmarse que, mientras la teología de la esperanza bles unas en otras al ser meros apéndices de una misma dogmá o la de la liberación, en su planteamiento propio, excluyen a una tica, estas otras teologías se excluyen entre sí. Su recíproca incom teología de la pregunta, esta última, en cambio, desde su enfoque patibilidad constituye también su debilidad. Con sus sendas pre propio, lejos de excluir, más bien llama a la teología de la espe tensiones de totalización y universalidad fragmentan el universo ranza, a la de la liberación y a otras muchas posibles. Por eso teológico. La adopción de una determinada perspectiva, en virtud mismo, la situación de Bastían al interior de la corriente de una teología protestante tampoco excluye, sino llama a posiciones de su radicalismo totalizador, torna casi automáticamente irrele dentro de la corriente católica. vante cualquier otra aportación hecha desde perspectiva diferente. El exclusivismo de un enfoque no va sin perjuicio de la amplitud de miras. Este tipo de teologías incurre con frecuencia en un cierto astigmatismo teológico, que cree ver más claro a fuerza de cerrar 2 los ojos a todo lo que salga de una determinada dirección. En un libro determinado cada lector hace sus hallazgos perso La «teología de la pregunta» de Bastían no responde a ninguno nales. Favorecido por las primicias de una lectura anterior a su pu de esos dos esquemas. Lo que anuncia en el genitivo de su título blicación original o traducida, el presentador del libro está tentado no es ni un mero corolario a la dogmática consabida, ni una nueva a contar lo que él personalmente ha encontrado. Con eso puede totalización exclusivista. La «pregunta» no es en ella ni un hecho alterar en cierto modo las condiciones de la lectura por otros e parcial de la vida humana, como el trabajo, el juego o el arte, ni incluso el sentido mismo del libro. El que presenta puede traicio tampoco la categoría única desde la cual sea posible el teologizar, nar al autor tanto o más que el que traduce. No procede, pues, sino, sencilla y precisamente, una microestructura del lenguaje hu hacer recuento de los que al presentador le han resultado valores mano en general y del cristiano en particular que se presta al aná conseguidos en la obra de Bastían, recuento que sería, desde luego, lisis científico y teológico, y que al fuego crítico de este análisis extenso y elogioso. se revela como singularmente fértil y esclarecedora, 12 Teología de la pregunta Presentación 13 No puedo, sin embargo, dejar de mencionar la presencia con tinua, como rumor de fondo, de un tema que subyace y aflora repentinamente a lo largo del libro, y que me ha llamado pode 3 rosamente la atención. Es el tema del recuerdo penitente de las crueldades del nazismo. El recuerdo emerge estremecedor una y La máxima aportación de Bastían es a nivel de método. Vista otra vez en las páginas más decisivas, hasta el punto de que esta desde el lado metodológico, la Teología de la pregunta aparece Teología de la pregunta, entre otras posibles lecturas, bien podría como una obra singular y sin paralelo en el horizonte teológico ser leída como una «teología después de Auschwitz», hecha por contemporáneo. Es ejemplar único en su género, ejemplar no un autor del mismo pueblo, ahora arrepentido, cuyos jefes perpe superior o inferior a otros ejemplares quizá también raros en sus traron los más grandes crímenes de nuestro siglo. After Auschwitz respectivos géneros, pero desde luego impar en su clase. se tituló la conocida obra del judío R. L. Rubinstein, uno de los clásicos de la teología de la muerte de Dios. ¿Es posible la fe en La singularidad le viene, ante todo, de aplicarse al análisis de un Dios señor de la historia después de las atrocidades que el una microestructura —la pregunta—, que significativamente apare pueblo judío ha padecido? Para R. L. Rubinstein, la matanza de ce tejiendo la trama del habla cristiana y, en general, de todo len seis millones de judíos torna increíbles las creencias del judaismo guaje humano. La elección de una escala microestructural de histórico. Sobre ese mismo escándalo contra el Dios de la histo objeto inaugura en teología una estrategia metodológica original. ria reflexiona también el cristiano y alemán Bastían, aunque desde Permite, a la vez, la figura cuidada del análisis microscópico y la diferente posición: preguntando no por la providencia y señorío atención a la totalidad. de Dios, sino por el crimen y la locura de ciertos hombres; resol viendo la queja teológica en análisis político. La Teología de Suele decirse que hoy no es hacedero ya repetir en teología la pregunta es una teología después de Auschwitz, como la de aquellas grandes obras sistemáticas que lo abarcaban todo. La Rubinstein, pero asimétrica de ella en las posiciones fundamen Dogmática eclesiástica de Barth, y en menor amplitud la Teología tales: judío / alemán, israelita / cristiano, análisis teológico / sistemática de Tillich serían los últimos e irrepetibles monumentos análisis político, Dios increíble / Dios confesado. del género de «suma teológica», heredado de la teología medieval. Los teólogos se refugian, pues, en el género del ensayo o del La reflexión sobre los horrores de la guerra y de los campos escrito monográfico. La escritura monográfica, por otro lado, no de concentración reorienta originalmente uno de los «tratados» excluye la pretensión totalizadora. Estamos acostumbrados a leer más clásicos de la teología: el de las realidades o cuestiones últi pequeños libros e incluso meros artículos donde ensayísticamente mas. El capítulo 15, dedicado a esa materia, proporciona la más se propone rehacer la teología desde los cimientos, sentándola inesperada sorpresa de toda la obra. El lector aguarda ahí que le ahora en una nueva base. La base suele quedar más o menos clara. hablen de la muerte y de la vida eterna, del futuro reino de Dios. Lo que ya no está tan claro es el diseño del proyecto de construc Al fin y al cabo, tales asuntos son los habitualmente marcados ción encima de ella. Muchos de los proyectos de una teología como «cuestiones últimas». Pero se va a encontrar con otra cosa, secular, o radical, o política, dejan al aire, en la más indetermi muy distinta, que no hay por qué anticipar aquí, para no aguar la nada vaguedad, la mayor parte de las cuestiones que obviamente sorpresa a la que el leyente tiene legítimo derecho. Basta con se desprenden de su propio planteamiento básico. De esa manera advertir cómo ese capítulo subvierte de raíz el planteamiento esca- no es posible una teología coherente. La renuncia a una sistema- tológico o de cuestiones últimas de toda la teología anterior, esta ticidad tal vez hoy imposible viene a mudarse así en abandono de bleciendo una diferente relación entre pregunta por Dios y pre la coherencia y del rigor metódico en la persecución de las cues gunta o silencio ante la muerte. tiones. A la postre, el discurso teológico acaba en el desmigaja- miento. Presentación 15 14 Teología de la pregunta susceptibles de composición entre sí. Es una suposición altamente El análisis microestructural tiene en cuenta la imposibilidad e irénica. El espíritu integrador que anima a la Teología de la pre inutilidad actuales de una «suma teológica» al estilo medieval gunta postula y propicia entonces la posibilidad de componer en o también al barthiano, mas no por ello renuncia al rigor metó una trama discursiva relativamente homogénea no sólo ya unas dico e incluso sistemático. Una microestructura no lo es todo, teologías con otras, sino unas ciencias y teorías con otras, y las pero está presente en todo. Su investigación desentorna un nuevo ciencias todas con la teología. conocimiento de la totalidad, aunque un conocimiento no totali zante. Con la propuesta de un análisis microestructural, y con su aplicación a la microestructura de pregunta, abre Bastían a la 4 teología un camino, vale decir, un método. Naturalmente, otras microestructuras o microsituaciones deberían ser analizadas. Cada Hay un umbral donde la microsituación lingüística elegida análisis microestructural podría entonces significar en el esclare —la pregunta— deja de ser un objeto entre otros igualmente so- cimiento del discurso y del hecho cristiano algo semejante a lo metibles al análisis microestructural y pasa a constituir tema pri que las teorías de alcance medio significan en la ciencia. vilegiado de la teología. Traspuesto ese umbral, la teología de la En el modo concreto de análisis, otra aportación todavía del pregunta ingresa en el mismo círculo de aquellas teologías de autor: la utilización metódica de las ciencias sociales y del hom genitivo que, a raíz de una definición particular de la fe o del bre. La necesidad de incorporar a la teología esas ciencias cons cristianismo, tratan de reorganizar revolucionariamente el espacio tituye hoy un tópico de los teólogos. Todo el mundo la preco teológico. A partir de dicho momento —momento lógico de su niza y la programa. Propugnar y proyectar, sin embargo, no es to discurso, y no local en algún pasaje concreto del libro— la teolo davía realizar o practicar. La asunción de las ciencias humanas gía de Bastían lo es de la pregunta en análogo sentido a como la de por parte de la teología muchas veces se preconiza o recomienda, J. Moltmann y la de G. Gutiérrez lo son, respectivamente, de la pero rara vez se hace efectivamente. Bastían es uno de los raros esperanza y de la liberación. Si en estos dos autores la fe cristia teólogos que lo ha hecho. Y lo ha hecho, además, con la mayor na queda masivamente definida como esperanza y como praxis competencia y acierto. No hay en él prepotencia teológica frente emancipadora, en Bastían queda determinada ante todo como pre a debilidad científica. El equilibrio entre discurso de teólogo y gunta; sólo que, con discreta mesura, sin pretender hacer de tal discurso de científico puede considerarse logrado, a reserva de al determinación el alfa y el omega de toda teología. La pregunta es, guna observación crítica que luego se hará. por consiguiente, algo más que una microestructura, entre otras, del lenguaje cristiano. Toda la propensión del libro gravita en el El talante conciliador e integrador de Bastían luce también sentido de hacer de ella la esencial estructura de la fe. en su manejo de las ciencias. Para ilustrar la microsituación de pregunta ha convocado a todas las disciplinas que podían aducir A una fe esencialmente vista como repertorio de respuestas algo: filosofía, psicología, historia, hermenéutica, sociología, antro en sí (teologías dogmática y kerigmática) y también a una teología pología, politología, cibernética, lingüística. El giro de horizonte que presenta la revelación como respuesta referida a unas pregun parece completo. No se plantea, sin embargo, la cuestión de posi tas existenciales (método de correlación de P. Tillich) sucede, en bles incompatibilidades entre algunos de esos enfoques. Los mo Bastían, una fe definida ella misma como pregunta. La fe no es delos científicos vigentes, por ejemplo, en cibernética y en lin respuesta. Ni tampoco basta introducir la pregunta como momen güística tienden a excluir el enfoque filosófico y también el her- to interno de la fe, pero momento primero, resuelto luego en la menéutico-fenomenológico. En tales incompatiblidades no piensa respuesta de la revelación. La fe es ella misma cuestión, abre pre el autor, quien manifiesta por el contrario suponer que todas guntas, constituye principio del preguntar (pp. 32, 315, 338). las aproximaciones científicas y reflexivas a un objeto deben ser 16 Teología de la pregunta Presentación 17 La pregunta no es lo mismo que la duda. Dudar no es bíblico; ha dicho de Dios que es el nombre de la radical cuestionabilidad preguntar sí lo es (p. 371). Contra lo que pretende cierta teología humana. Desde dicha suposición obviamente se sigue una teología de la palabra de Dios, la biblia en ningún lugar promete al cre del preguntar. Por otra parte, a esa determinación de la fe como yente una incuestionada e incuestionable existencia de fe (p. 384). conducta interrogativa, según la celebró la teología existencial, se La pregunta, por otro lado, es un terreno común a la fe y a la le ha hecho también ya la crítica, archivándola como etapa transi incredulidad (p. 338). En ella la comunicación se hace posible. toria y en definitiva hoy abandonada (o abandonable) en el len También en ella, por eso, tiene su única posibilidad la evangeliza- guaje teologal. A la definición de Dios como pronombre interroga ción, la catequesis, la transmisión del cristianismo (p. 388). La es tivo y a la pregunta por Dios —observa R. Panikkar— sigue como tructura interrogativa de la fe se corresponde con la trascendencia respuesta la no respuesta del silencio de Dios. Este calla rigurosa del misterio profesado por el creyente. La realidad de Dios no mente ante la interrogación a él dirigida, y su silencio duradero puede ser positivamente captada con respuestas, sino sólo padecida acaba silenciando y haciendo desaparecer la pregunta en el propio en la pregunta. El preguntar se manifiesta como espacio teofánico, creyente, que se desentiende de la interrogación por Dios y retorna como lugar de la posible revelación de Dios (p. 366). El propio al quehacer de la vida cotidiana. A la teología de la pregunta le Cristo viene no con respuestas, sino como quien pone las pregun sucedería entonces irremisiblemente una teología o, más bien, una tas: «Christus quaerens». Los enunciados cristológicos contienen antiteología del silencio del Dios. una dimensión interrogativa (pp. 376-377). La iglesia no tiene por qué constituir una institución de respuesta. Más bien, al contrario, sólo cuando ella misma se muestre capaz de producir preguntas, 5 tendrá algo que decir (pp. 404-405). Estas son, esquemáticamente, las tesis esenciales de la teología de la pregunta. Acaba de apuntarse una posible crítica a la tentativa de Bas La concepción de la fe como comportamiento interrogativo tían: ¿puede finalmente sostenerse la pregunta por Dios?; ¿o aca pone límites a la voluntad integradora de Bastían. No toda dog ba resolviéndose en el silencio que no pregunta por nada? Con eso mática es integrable o compatible con una teología de la pregunta. queda abierto el turno de cuestiones críticas que cabe dirigir a En concreto, no lo es una dogmática de respuestas prefijadas o una su obra. teología del imperativo que reduce la fe a un comportamiento de Sea claro mi propósito: no se trata de enmendar la plana por obediencia. La forma en imperativo adoptada por cierta teología anticipado al autor, interfiriendo en sus propuestas otras contra de la palabra de Dios o kerigmática (y aquí debe pensarse ejem propuestas mías o quizá algunos criterios autoritariamente senta plarmente en K. Barth) representa el antípoda de una teología en dos por la dogmática oficial. En ediciones de autores protestantes modo interrogativo. Por ahí, la obra de Bastían cobra un intenso por parte de editoriales católicas es harto frecuente la costumbre cariz polémico frente a las dogmáticas aseverativas e imperativas; de ponerles los puntos sobre las íes por el procedimiento de un y por cierto con una eficaz y convincente crítica, basada en sólidas consideraciones de análisis lingüístico. La obra polemiza también prólogo donde la ortodoxia romana habla por alguno de sus porta moderadamente con la teología existencial, pero en el fondo su voces, dictaminando en qué acierta y en qué yerra el protestante tesis nuclear —la fe como pregunta— estuvo ya anticipada precisa en cuestión, quien sale así de antemano descortésmente refutado mente por los teólogos de la existencia. y manipulado. Quiero dejar bien sentado que no hablo desde nin guna ortodoxia (si acaso, más bien al contrario), y que la cuestión En efecto, a la determinación que hace Bastían de la fe por la misma de si Bastían enuncia tesis heterodoxas para el catolicismo pregunta cabe encontrarle antecedentes en la hermenéutica teoló o para su propia confesión eclesiástica me parece irrelevante e in gica postbulmanniana de los años 50. Concretamente, G. Ebeling cluso carente de sentido en el presente contexto. Tampoco es lugar Presentación 19 / colonia de la pregunta homilía sobre la gratuidad e inutilidad de la cruz de Cristo, trans I»»»' tlhiiilmlrn y divergencias personales ante la teo- crita al final del capítulo 14, con claro propósito de cerrar con lt |'t "Itf, Sin embargo, en orden a favorecer una lec- broche precioso el bloque de los cuatro anteriores capítulos teo ' ii, i»! que cube cilnr algunas cuestiones que están objeti- lógicos, y en la que dice estar ejemplarmente reflejado el funda pienenies cu el horizonte teológico actual y que condicio- mento cristológico de la teología de la pregunta, ¿qué sentido real iiin ln eoinpi elisión y valoración de esa teología. Según se mire, tiene y para quién lo tiene? ¿No es más bien cierto que en sus I'IKIIÍUII también ser críticas a ella; pero aquí van formuladas como temas apenas pueden reconocerse sino unos pocos «espíritus se •imples preguntas para sensibilizar a ciertas articulaciones donde, lectos» de la Europa desarrollada y hastiada? a lo peor, el discurso de Bastían corre peligro de verse desarticu lado. El recorrido que Bastían hace por las diferentes disciplinas que contribuyen a aclarar el estatuto de la pregunta, y en general El primer punto delicado atañe a la situación y posición desde la utilización de las ciencias del hombre por parte del teólogo ori donde se produce la teología de la pregunta. Han sido autores lati gina otra serie de cuestiones. En la teología actual, y muy particu noamericanos quienes con mayor agudeza han levantado esta lie larmente en este libro, está bien clara la exigencia de asumir los bre. Singularmente sensibles ante la geopolítica de las doctrinas métodos de las ciencias del hombre. Bastante menos clara, en cam teológicas, ellos han tratado de hacer ver cómo las teologías domi bio, resulta la naturaleza propia del método teológico. La metodo nantes, en concreto la de la secularización, la de la esperanza logía y epistemología teológica constituye un flanco débil en la (Moltmann) y la política (Metz), son productos de la capa intelec- teología actual. Quede también formulado en forma interrogativa: tualizada de la burguesía en países centroeuropeos de alto nivel el capítulo 11 de esta obra, consagrado a la sistemática teológica de desarrollo y bienestar, productos peculiares de una tradición de la pregunta, ¿tiene igual consistencia que los capítulos que se cultural idealista que en definitiva desconoce las condiciones reales acercan a la pregunta por los métodos de las ciencias propiamente del trabajo y de la vida social. La teología europea queda así, pri dichas? Del estudio teológico-sistemático, bíblico, catequético, ho- meramente, relativizada, desmentida en sus pretensiones de vali milético (capítulos 11-14), ¿se desprende con nitidez una metodo dez universal; pero también, en un segundo momento, desautori logía teológica? El método del teólogo Bastían ¿no parece resol zada por carecer del debido rigor en tomar a su cargo una media verse en la suma de diferentes métodos científicos extrateológicos? ción práxica, política y popular que, ella sola, permite una teología Y si la teología de la pregunta no posee también un método teo no ideológica. Ahora bien, en el libro de Bastían dicha mediación lógico, ¿en qué es teología? Más bien parece quedar en teoría de aparece aún más débil que en trabajos, como los de Metz y Molt la pregunta, teoría formalmente científica y aplicada materialmen mann, criticados desde la otra orilla del Atlántico. te a las microestructuras interrogativas del lenguaje cristiano. Una primera serie de cuestiones a la teología de la pregunta surge así de su confrontación con el enfoque latinoamericano de Por supuesto, muchos teólogos de hoy, y quizá entre ellos liberación, y con los supuestos marxianos que éste a menudo asu Bastian, no retrocederían ante la idea de resolver el discurso me. ¿Qué peso y primacía debe reconocer el teólogo a la media teológico en un conjunto de métodos científicos. Por ese camino ción popular, política y práxico-emancipadora? La teología de la va, desde luego, la teología crítica inspirada en la escuela de pregunta ¿satisface en grado bastante los requisitos de semejante Frankfurt y también el ala no dogmática de teología de la libera mediación? Y más precisamente: ¿qué género de teología, si es ción (H. Assmann). Perdería entonces la teología su existencia que hay alguno, resulta posible después de Marx? ¿Qué condicio autónoma para venir a consistir en la suma y síntesis de métodos nes determinan la reflexión cristiana tras la revolución teórica tomados de la lingüística, de la psicología, de la sociología, de la marxista? ¿Están atendidas tales condiciones en el trabajo de Bas politología, de la historia, etc., y aplicados al hecho cristiano. La tían? O por centrar el debate en una pieza muy concreta: la larga teología de la pregunta ¿acepta o no resolverse en esa suma y 20 Teología de la pregunta Presentación 21 síntesis?; o, todavía, tal vez contra su ánimo y propósito, ¿se re dical. Si el vocablo «espíritu», en teoría de la comunicación, cae suelve o no en ellas de hecho?; y, si renuncia a la autonomía de bajo la categoría de puro y simple «ruido», ¿no ocurre otro tanto un método teológico específico, ¿no sería más correcto decirlo con el vocablo «Dios»? Si el que Jesús sea Cristo depende a la claramente? La lógica del planteamiento analítico de Bastían, ¿no postre de la fe del creyente, ¿por qué Jesús y no otro?; ¿qué reclama el abandono de la peculiaridad teológica y la consiguiente fundamento objetivo hay para asignar hoy títulos cristológicos y renuncia, en aras de la claridad, a la palabra misma «teología»? trascendentes al hijo de María, y no a Sócrates, a Mahoma o a Gandhi? Está bien la propuesta de una iglesia sin padre. Pero Con o sin autonomía metodológica respecto a las ciencias hu una comunidad sin instancias paternas ¿acaso puede seguir lla manas, a toda teología que las utiliza se le plantea una esencial mándose iglesia? La abolición de la figura paterna ¿no entraña cuestión: ¿con qué rigor y extensión asume realmente la ciencia y precisamente la imposibilidad de sociedades que se configuren co su crítica?, ¿hasta el final y en todas sus consecuencias?, ¿o sólo mo iglesia? Para no quedarse en fórmula sólo retórica, «iglesia en cierta medida y hasta un determinado punto? Y en este último sin padre» ¿no equivale lisa y llanamente a «no iglesia»? oaso, ¿qué criterio o principio autoriza a limitar en su alcance la Con esos ejemplos queda indicado el problema en su genera aplicación de los métodos científicos utilizados? lidad. No se ve el criterio que permite aplicar la crítica de la El teólogo Bastian parece adoptar de buen grado todas las teoría de la comunicación a la palabra «espíritu» y no al nombre críticas que desde las diferentes metodologías científicas pueden «Dios». No se ve cómo la adultez psicosocial del mundo contem dirigirse a la dogmática. En su libro encontramos afirmaciones poráneo llega a poner en tela de juicio una iglesia con padres y bien escandalosas para la dogmática tradicional. Como éstas: que no una iglesia a secas. Y así sucesivamente. Se echa de menos un bajo el vocablo «justificación», como en general bajo todas las criterio fundamentado que permita limitar por algún punto los categorías teológicas, se aloja no un problema teológico perma efectos corrosivos y críticos que el método científico produce en nente, sino más bien una sucesión de respuestas a diferentes pro los enunciados dogmáticos. O, más lógicamente, es decir, en me jor lógica con el ingreso del método científico en la reflexión teo blemas pasajeros (p. 91); que sólo quien se atreve a la herejía lógica, se echa de menos la renuncia a tal criterio, el reconoci está capacitado para alcanzar la verdad y que el elemento heréti miento de que no puede llegar a estar fundamentado y la plena co es un rasgo característico de la pregunta teológica (p. 164); aceptación de que el poder crítico de las ciencias alcanza a todo que una comunidad adulta únicamente puede realizarse en una enunciado dogmático, haciendo imposible una dogmática propia iglesia sin padre (p. 174); que Jesús de Nazaret no fue «en sí» mente dicha y dejando sólo la posibilidad de una teología crítica, mesías o señor, o «Führer», y que a los títulos cristológicos les no autónoma o consistente en sí misma, sino identificada con los viene la legitimidad de la pregunta a que responden, del uso a diferentes métodos científicos de análisis del cristianismo. Utili que sirven y, en definitiva, de la aportación del creyente, sin el zadas sólo mientras enriquecen a la teología, abandonadas cuando cual Jesús no es Cristo (pp. 214, 284, 297); que leer la biblia co podrían cuestionar los supuestos teológicos nucleares, ¿no quedan mo palabra de Dios es un prejuicio dogmático (p. 243); que para las ciencias degradadas a un papel auxiliar y ancilar en cuanto el la teoría de la comunicación ciertas palabras, como «espíritu», que teólogo las toma? gozan de un aura teológica, pertenecen propiamente a k categoría de «ruido», es decir, de sonido no significativo, que no comunica En Bastian la dogmática está reducida al mínimo, pero está. nada (p. 305). Aparece casi todo puesto en tela de juicio, mas no todo. Hay po Ahora bien, conforme enuncia la cita de Dahrendorf que abre cos dogmas no sujetos a crítica alguna, pero los hay: Dios, Cristo, el capítulo 8, las preguntas son como las revoluciones: quien em biblia, iglesia. Este núcleo de afirmaciones aparece sustraído a pieza con ellas, no termina jamás; cada una llama a otra más ra- toda crítica, a toda pregunta. Las cuestiones y objeciones dirigidas

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