"Con frecuencia he encontrado la felicidad despu�s de alg�n paso imprudente que deb�a haber provocado mi ruina y, aunque censur�ndome, agradezco a Dios por su misericordia". - Casanova Contrario a la leyenda libidinosa, como ha sido vista a trav�s del lente rosa de Hollywood, el Giacomo Casanova real no pose�a la mand�bula fuerte y cincelada de Heath Ledger, o los penetrantes ojos azules cual lagunas de Richard Chamberlain. M�s bien, los retratos del Casanova real muestran un rostro simple, incluso poco memorable, de mand�bula pastosa, nariz prominente, un poco torcida, y ojos saltones y muy juntos. En esencia, aunque ciertamente no era poco atractivo, estaba lejos de ser alguien que llegar�a a ser visto como sin�nimo de mujeriego. De cualquier manera, Casanova fue part�cipe de cientos de encuentros rom�nticos y, lo que fuera que el hombre careciera en atractivo f�sico, lo compensaba indudablemente con su encanto, m�stica y magnetismo animal. Era tambi�n bastante pragm�tico y realista acerca de todo eso: "El amor verdadero es aquel que surge a veces despu�s del placer sensual: si lo hace, es inmortal; el otro tipo inevitablemente caduca, porque se basa en mera fantas�a". De hecho, las fabulosas haza�as er�ticas del cautivadoramente carism�tico Casanova fueron tan espectaculares que su apellido ha sido inmortalizado con su propia entrada en el Diccionario de la Real Academia Espa�ola (entre muchos otros reputados diccionarios): "Hombre famoso por sus aventuras amorosas". Aunque Casanova ha quedado cimentado en la cultura popular, por sobre todo lo dem�s, como un amante licencioso y de mucha labia, el hombre estaba titilantemente envuelto en capas de astuto enga�o, c�lculo cuidadoso y un inextinguible anhelo de aventura. Jug� muchos roles, sin embargo cada uno parec�a estar dise�ado especialmente para �l, ya que no era un simple aventurero con un apetito sexual insaciable; era un agudo art�fice de la palabra, un sanador m�stico, esp�a veterano y genio de la improvisaci�n que guardaba infinitos trucos bajo los faralaos de sus mangas. Ir�nicamente, parece que el propio Casanova, aunque orgulloso de sus escapadas sonrojantes, tem�a ser recordado simplemente como uno de los primeros "Hugh Hefner" de la historia. De igual manera, no quer�a que ni un s�lo detalle fuera alterado u omitido de su rica y fascinante vida, raz�n por la cual decidi� escribir una autobiograf�a de doce vol�menes, secciones de la cual son a�n consideradas por muchos hombres como un manual para la seducci�n y desfloraci�n de mujeres "virtuosas". Por otro lado, los historiadores modernos alaban sus memorias como uno de los m�s v�vidamente descriptivos y precisos retratos de las normas y costumbres de la Europa del siglo XVIII. Una comisi�n del gobierno franc�s lleg� incluso a reconocerlas como "tesoro nacional". Pero, �eran merecidas toda la celebridad y loas que tan a menudo le llov�an al hombre? o �era acaso �l nada m�s que un perverso lujurioso carente de moral? De examinarse detenidamente las p�ginas de la vida de Casanova, r�pidamente se notar�an las realidades desagradables y oscuras de sus insinuaciones amorosas, algunas de las cuales lo ubicar�an en el fondo de la cadena alimenticia de las prisiones modernas. Uno de sus contempor�neos, el Pr�ncipe Charles de Ligne, tal vez lo resumi� mejor cuando dijo de Casanova: Las �nicas cosas sobre las que no sabe nada son aquellas de las que se considera un experto: las reglas del baile, el lenguaje franc�s, el buen gusto, c�mo se mueve el mundo, savoir vivre. Son s�lo sus comedias que no son graciosas, s�lo sus trabajos filos�ficos que carecen de filosof�a, todo lo dem�s est� lleno de ella; siempre hay algo de sustancia, nuevo, estimulante, profundo. �l es una fuente de conocimiento, pero cita a Homero y Horacio ad nauseam. Su agudeza y sus ocurrencias son como sal �tica. Es sensible y generoso, pero disg�stalo en lo m�s m�nimo y ser� desagradable, vengativo y detestable.

Casanova: La Aventurada Vida y Legado del Mujeriego Mas Famoso del Mundo PDF

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